Hermoso relato de Eduardo Galeano
Alguien Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua. En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo un último recorrido por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso. Fernando se acercó y el niño le rozó con la mano:
Alguien Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua. En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo un último recorrido por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso. Fernando se acercó y el niño le rozó con la mano:
—Decile a ... —susurró el niño— Decile a alguien que yo estoy aquí...
¿Existe más soledad que no tener ni quien sepa de tu existencia?
Porque la soledad no es una, son muchas y con muchas caras y sólo algunas bonitas.
Esa frase, ese deseo, de que sepan de tu existencia, esa esperanza ¿tal vez? de que lleguen a saberlo y a lo mejor la confianza en que vengan en tu busca.
Y depender de otro para que lleve adelante tu encargo...
Tan sólo en unas palabras, "decile a alguien que yo estoy aquí..."
Alguien, ya no importa quién, basta con alguien, quien sea, cualquiera...
Esa es la soledad más sola, cuando ya no importa quien, pero necesitas que cualquiera sepa de ella.
¿Existe más soledad que no tener ni quien sepa de tu existencia?
Porque la soledad no es una, son muchas y con muchas caras y sólo algunas bonitas.
Esa frase, ese deseo, de que sepan de tu existencia, esa esperanza ¿tal vez? de que lleguen a saberlo y a lo mejor la confianza en que vengan en tu busca.
Y depender de otro para que lleve adelante tu encargo...
Tan sólo en unas palabras, "decile a alguien que yo estoy aquí..."
Alguien, ya no importa quién, basta con alguien, quien sea, cualquiera...
Esa es la soledad más sola, cuando ya no importa quien, pero necesitas que cualquiera sepa de ella.
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