Si solo fuera el aire, este siroco que quiere llevarme con él, no me preocuparía apenas, ya a la locura me acostubré en tantos momentos perdidos pero no olvidados, cuando el sol se hizo noche y el agua sabía salada.
Si sólo fuera la tierra, esta que en momentos se abre a mis pies, no me asombraría, tantas veces se abrió el abismo dejando un hondo pozo en el que destrocé mis uñas agarrándome para no caer.
Si sólo fuera el agua no temería, pues agua soy y volvería a mi ser, diluyéndome en ni propia esencia, ahogando mis latidos en bocanadas de olvido, despejando dudas.
Si sólo fuera el agua no temería, pues agua soy y volvería a mi ser, diluyéndome en ni propia esencia, ahogando mis latidos en bocanadas de olvido, despejando dudas.
Si sólo fuera el fuego lo recibiría casi dichosa, podría unir mi furia y mi rabia a su fuerza sin temer quemarme en ello, volvería a calentar mi corazón, insensible por el frío que lleva tanto tiempo instalado en lo más profundo.
Si sólo fuera el tiempo, que cada instante va pasando, apenas notaría su ausencia o su presencia, en este presente eterno en que me he ido convirtiendo .
Pero no es sólo la locura, el abismo, diluirme o abrasarme, ni tan solo envejecer.
Es saber plenamente que algún día tal vez todos se confabulen y aparezcan, queriendo tomar su trofeo y disputárselo.
Dios no juega a los dados, pero alguien sí, y temo que sea yo.
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